Advanced Level - Reading No. 6


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El 'Criminal'

Lawrence entró al pequeño cuarto, puso sus archivos sobre la mesa, miró al guardia de la prisión y asintió. El guardia abrió la puerta y se fue. Él abrió su carpeta y comenzó a leer los documentos. Unos minutos mas tarde, el prisionero fue conducido al cuarto por otro guardia.

“¿Necesita que espere aquí o debo esperar afuera?”, preguntó el guardia con cara de aburrido.

“Afuera está bien. Me gustaría tener algo de privacidad con mi cliente, si no le importa”, respondió Lawrence levantándose de la silla.

El guardia cerró la puerta y se fue. Lawrence estiró su mano y dijo: “Señor Marino, soy Lawrence. Soy abogado de la Oficina del Defensor Público y he sido asignado para representarlo en este caso”.

“Un placer conocerlo, su señoría. Puede llamarme Joe”, dijo él dándole la mano.

“Um… Por favor llámeme Larry. ‘Su señoría’ es la forma en la que se dirigirá al juez… si vamos a la corte”.

“Lo siento”, respondió Joe disculpándose, mientras que los dos hombres se sentaban uno frente al otro. “Nunca me han acusado de nada antes, entonces no sé cómo llamar a las personas. Alguien en mi celda me dijo que debía llamarlo ‘su señoría’”.

“Indudablemente, no es muy listo”, pensó Lawrence.

“Muy bien, comencemos entonces”, dijo Lawrence mientras sacaba su lapicero y libreta de notas. “Entonces… La fiscalía le está acusando de allanamiento de morada e intento de agresión sexual. Por lo que he leído en el reporte de la policía, pienso que debe declararse culpable y buscar hacer un trato”.

“¡Pero, yo no hice nada!”, dijo Joe poniendo los ojos en blanco. “¡Eso es lo que he estado tratando de decirle a la policía! Todo esto es un gran malentendido. Puedo explicar el haber entrado sin permiso, pero si a alguien se le debe acusar de asalto, es a esa señora. ¡Ella está LOCA!”

“¿Quiere decir, la señora Kim, la mujer que llamó a la policía cuando lo encontró en su casa?… ¿La víctima?” preguntó Lawrence, abriendo su libreta y comenzando a tomar notas. “¿Y por qué sería eso?”

“¡Ella me pegó sin piedad con una escoba!” gritó Joe, agitando sus brazos en el aire. “¡Es una sicópata! Mire, le puedo mostrar los morados”. Joe alzó su manga y le enseñó los hematomas en su brazo.

“Señor Marino, cálmese por favor. Usted tiene cortadas y morados por todo el cuerpo. Parece haber tenido un accidente o haber estado en una pelea. Yo asumí que había tenido un altercado en la cárcel. El reporte de la policía dice que la señora Kim lo encontró escondido en la cocina… sin nada de ropa. Estoy seguro que la pobre y asustada mujer sólo estaba tratando de defenderse”.

“¿DE QUÉ? ¡YO NO HICE NADA!” gritó Joe, frustrado. “Me estaba escondiendo en su cocina porque ¡NO TENIA NADA DE ROPA! Soy un idiota, ¿ok? Lo admito. Pero no soy pervertido.”

Lawrence volvió a mirar el reporte. “Bueno, de acuerdo al reporte, ella afirma que escuchó sus perros ladrar furiosamente afuera; luego, escuchó que la ventana de la cocina estaba siendo forzada. Ella alzó la escoba, corrió hacia la cocina y lo encontró tratando de esconderse detrás de la mesa sin éxito alguno. Afirma que usted estaba allí, y cito: ‘para satisfacer sus deseos’, pero apenas puede hablar inglés, entonces sólo puedo suponer que tomó esa expresión de algún programa de televisión.”

“¿De verdad compa? Ella tiene como 100 años. Yo tengo 28 y me ejercito como 3 horas al día. ¿Parezco ser el tipo de hombre que tiene problemas encontrando mujeres de su propia edad?”

Lawrence soltó su bolígrafo. “Mire Joe. No estoy aquí para juzgar. En mi profesión, conozco a personas de todo tipo. Entonces, ¿por qué no me dice usted su versión de lo ocurrido? Oh, y también apreciaría bastante que se abstuviera de llamarme ‘compa’… Tengo un título de abogado y no hago surfing ni fumo marihuana”.

“Está bien, le diré lo que pasó, pero usted probablemente no me creerá.”

“Creerle es mi trabajo. Soy su abogado”, respondió Lawrence pasando a una página nueva de su libreta.

Joe bajó su voz hasta volverse casi un susurro. “Escuche, he estado viendo por un par de semanas a una muchacha que vive a unas cuadras de la casa de la señora Kim. Pues bien, ese día, su esposo volvió a casa temprano y nos cogió mientras estábamos… usted sabe… haciéndolo. No tenemos que decirle a nadie más, ¿verdad? Es muy vergonzoso”.

“Señor Marino, estar avergonzado es el menor de sus problemas en este momento. Entonces, usted estaba teniendo una aventura con una mujer casada, y su esposo los encontró mientras que los dos estaban… pudiéramos decir… ‘¿jugando a esconder el salami?’ Y... considerando sus heridas, ¿estoy suponiendo que los dos pelearon?”

“Pues… no. Mire, yo estoy en muy buena forma pero este tipo estuvo en las Fuerzas Especiales Israelitas. ¡He escuchado que esos tipos lo pueden matar a uno en menos de 4 segundos! Entonces tuve que tomar una decisión en un instante. Se me olvidó que estaba en el cuarto piso y salté por la ventana.” Lawrence dejó de escribir y levantó la cabeza para mirarlo, asombrado. “¿Del cuarto piso? ¡Tiene mucha suerte de estar vivo!”

“¡Lo sé! Pero afortunadamente estaban haciendo algo de construcción fuera del edificio, por lo que mi caída fue amortiguada por los andamios con los que me chocaba, a medida que iba cayendo. Afortunadamente, sólo me fracturé un par de dedos cuando finalmente llegué al piso”, dijo Joe, levantando con orgullo su mano vendada.

“Supongo que eso explica todas las cortadas y morados que tiene por toda la cara y la cabeza. Parece que su nariz se fracturó también. ¿Pasó eso también cuando se estrelló contra los andamios?” preguntó Lawrence.

“Oh no, sólo las fracturas de los dedos y algunas laceraciones en mi cuello, torso y piernas. Después de eso, hui de los trabajadores de la construcción que estaban bastante enfadados, por no decir otra cosa. Sin embargo, cuando salí por la puerta, me estrellé contra un ciclista que pasaba. Así es como me fracturé la nariz y el dedo pequeño del pie”.

“Bien, entonces: dedos de las manos, nariz y dedo del pie fracturados, y torso y piernas laceradas. Eso le ganaría algo de compasión si termináramos ante un jurado”, musitó Lawrence, mientras tomaba notas y sacudía la cabeza con incredulidad. “Por favor, continúe”.

“Bueno, yo sé que no debería haber dejado a ese pobre ciclista en la calle, pero yo estaba en peor condición que él. Además, me di cuenta que los trabajadores de la construcción empezaron a correr hacia nosotros. No sabía si venían a ayudarnos o a darme una paliza. En lugar de esperar para darme cuenta, corrí a toda velocidad por la calle a pesar del dolor agudísimo que sentía. Para lograr perderlos, doblé una esquina, trepé y salté la primera cerca que vi y paré allí para recobrarme. ¿Ha tratado alguna vez de trepar una cerca completamente desnudo? Déjeme decirle, ¡no es nada divertido! Ahora, en aquel momento yo estaba en el jardín trasero de la señora Kim. Es allí cuando escuché los perros…”

“Bien, bien espere, necesito escribir todo esto”, dijo Lawrence escribiendo lo más rápido posible. “Entonces, se estrelló contra el ciclista fuera del edificio, y luego ¿por cuánto corrió antes de saltarse la cerca y caer en el patio de la señora Kim?”

“Debe haber sido alrededor de media milla, no estoy seguro… tal vez más. ¡Todo pasó tan rápido!”

“Deben haber testigos” musitó Lawrence, haciendo una anotación y subrayándola en su cuaderno. “Voy a indagar. ¿Un hombre desnudo, corriendo a toda velocidad por la calle, en pleno día? Eso no es algo que se olvide fácilmente. Entonces, escuchó los perros en el patio. ¿Qué paso después?”

“Pues bien, yo le tengo terror a los perros, incluso cuando no están corriendo hacia mí, ladrando y enseñando sus dientes. Entonces salté al borde de la ventana, la forcé y caí dentro de la cocina. Por cierto, esa tampoco es una actividad que recomiendo cuando se está desnudo. Incluso después de saltar la cerca, ya me estaba muriendo del dolor. De todos modos, en ese momento escuché a la señora Kim gritando, entonces me tiré detrás de la mesa de la cocina. Es allí donde ella me encontró y comenzó a golpearme con ferocidad con el mango de una escoba, gritando en un idioma que yo no podía entender. Fue una experiencia bastante traumática para mí.”

“Me lo puedo imaginar”, respondió Lawrence asintiendo, “pero si podemos encontrar testigos que confirmen su historia, puedo llevarle esto a la fiscal. Afortunadamente, ella tiene sentido del humor. Luego, cuando termine de reírse, tal vez pueda convencerla de considerar retirar los cargos”.

Joe echó un suspiro de alivio. “¡Eso sería genial! Gracias compa… Quiero decir, Larry. Una cosa más, ¿qué posibilidad cree usted tengo de recuperar mi ropa? ¡El pantalón que dejé era completamente nuevo!”

 


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